El gnosticismo no es una religión unificada, sino un conjunto de creencias que comparten ciertas ideas fundamentales, especialmente en relación con el conocimiento secreto (gnosis) y la naturaleza dualista del mundo.
Jesús es visto principalmente como un revelador o portador de conocimiento secreto que permite a los seres humanos comprender su verdadera naturaleza espiritual y escapar de la prisión del mundo material.
A diferencia del cristianismo ortodoxo, que enfatiza la crucifixión y resurrección de Jesús como medios de redención, el gnosticismo se centra en la enseñanza esotérica y en la revelación de la verdad oculta sobre la existencia.
En muchas corrientes gnósticas, se cree que Jesús proviene del “Pléroma”, un término que se refiere a la plenitud de lo divino o la totalidad de la realidad espiritual.
La entidad Dios llamada Mónada creó “eones” (seres inferiores) y un eón de bajo rango llamado “sofia”, creó un ser diferente y decidió crear a un eón llamado “demiurgo”.
El mundo material fue creado por este ser inferior, el Demiurgo. Un ser defectuoso que creó un mundo imperfecto y lleno de sufrimiento.
El demiurgo al ver que algunos humanos (creaciones suyos) habían adquirido la “chispa divina”, y él, creyéndose único Dios al desconocer a Mónada, creo a 7 arcontes para evitar la ascensión de los humanos.
Jesús (un eón) fue enviado por el verdadero Dios, el “Padre Desconocido” o “El Uno” (Mónada o chispa divina), para revelar la gnosis que permite a las almas atrapadas en la materia recordar su origen divino y regresar al Pléroma.