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Manuel Rubio (el santo del molinillo) (1937-2001)

Manuel, conocido localmente como “Manolico”, se ganó la fama de curandero, al punto de que algunos lo consideraban un “santo” debido a su capacidad para aliviar las enfermedades de quienes buscaban su ayuda. Además, se destacaba por brindar consejos en problemas familiares y asuntos del corazón.

Su reputación como sanador atrajo a miles de personas de toda España que peregrinaban hasta su humilde hogar en busca de alivio.

A partir de la década de los 70, tras quedar huérfano, Manuel comenzó a atender a los enfermos y personas sin esperanza, sentado en una piedra frente a su choza. Con el tiempo, su fama fue en aumento y cada año miles de personas de toda España lo visitaban en busca de su ayuda como curandero, consejero y “santo”.

Manuel nunca aceptó dinero directamente; aunque las personas le ofrecían donativos y alimentos, él nunca tocaba el dinero. Se formaban largas filas de personas esperando ser recibidas, y un grupo de ayudantes se organizó a su alrededor para gestionar las visitas. Con el tiempo, se construyeron algunas pequeñas estructuras que servían como cocina, dormitorio, oficina y servicios.

Su funeral fue multitudinario, congregando a más de diez mil personas en Huétor Santillán, localidad a la que pertenece la aldea de El Molinillo, donde está enterrado.

Referencias