Jah’ra”eéll, el comunicador
Somos manifestaciones del Espíritu, cada uno percibiendo distintos puntos de observación dentro de este universo de sombras. Al manifestarnos diferenciados y separados generamos por medio de la ignorancia de quienes somos en realidad, un Ego que nos permite identificarnos como una sombra más dentro de lo creado.
El Ego no es más que la interpretación de una parte muy limitada del Espíritu que realmente somos. Dicha percepción limitada de nuestro ser, nos lleva a la ilusión de sentirnos incompletos. Ante esto, usamos elementos del entorno en una búsqueda de complementarnos con el entorno mismo, y así creamos la ilusión inconsciente de estar encontrándonos a nosotros mismos.
Nos aferramos a objetos, personas, ideologías y conceptos, en la búsqueda de sentirnos completos. Así el Ego, va generando apegos y dependencia del exterior en un intento de percibirse completo.
Los objetos son la materialización de lo que necesitas en este momento puntual de tu experiencia. Una vez cumplida su función, déjalos ir.
Las ideologías y conceptos van nutriéndote de información y otros puntos de vista, para que vayas desarrollando y explorando distintas líneas de pensamiento en ti. Una vez transitado ese camino, déjalos ir. Los seres que se acercan a tu vida te ayudan a explorar tu parte sensible. Permitiéndote así, que puedas reconocer el
Sentimiento en tu interior por medio de las emociones. De esta forma te ayudan a ir dándole sentido y forma. Una vez vivida la experiencia compartida, déjalos ir.
Mantente libre e independiente, todo lo que necesitas se allá en ti. El entorno solo es una estimulación para que vayas reconociendo lo que ya eres.
Esto confunde al Ego por su ignorancia ante todo lo que eres, en su intento de sentirse seguro buscara aferrarse a su actual realidad, generando así, apegos a los objetos, seres, ideologías y/o conceptos, que le son afín. Ya que ve en ellos parte de tu ser reflejado.
El apego es una ilusión creada por el Ego dentro de la ilusión generada en este universo de sombras.
El Ego no puede abarcar el ilimitado ser que somos, tampoco puede comprender en su totalidad que todos formamos parte de distintos puntos de observación y percepción unificados por el Espíritu. Es incapaz de ser consciente que nada se pierde, todo se transforma en distintas formas de percepción. Todo es movimiento, nada es fijo ni permanece. Esta ignorancia lo lleva a buscar en el exterior su identificación, “mi objeto”, “mi ser querido”, “mis emociones”, etc.
El Espíritu se manifiesta en la dualidad de lo creado como Conocimiento y Sentimiento. Por su luz, percibimos las sombras de este universo, ya que somos uno con esa luz. Para identificarnos dentro de lo creado generamos un Ego nacido de la ignorancia de nosotros mismos. Una sombra más, expuesta por la luz del Espíritu, nuestra luz. Somos el Espíritu, somos el Conocimiento y el Sentimiento, somos su luz y su sombra, generamos un Ego que con nuestra ignorancia busca ser una representación fiel a todo lo que somos.
Nuestra conexión con el Sentimiento nos vuelve seres sensibles. El Sentimiento posee un Conocimiento imposible de comprender en su totalidad dentro de este universo de sombras. Esto genera que en lo cotidiano no podamos sentirnos totalmente completos, ya que, al ser la manifestación de solo un punto de percepción, nuestro ser se complementa en el entorno.
El entorno dispara en nosotros lo sensible, la mente busca interpretar y nuestro Ego cataloga de bueno-malo, correcto-incorrecto, similar-diferente, en su búsqueda de identificación. Esto lo lleva a aferrarse de las cosas y seres en los cuales puede encontrar una forma de sentirse identificado y completo.
El apego se desvanece cuando se comprende y asimila que todo lo que uno es, ya se allá en uno. Y que el entorno manifiesta por medio de sombras, lo que uno ya posee y es. Libérate de la ilusión dual del “apego” y “desapego”. Contempla que todo ya existe en vos y percibe cómo el exterior solo te está dando lo que necesitas para reencontrarte.
Jah’ra”eéll (el comunicador)