Grigori Yefímovich Rasputín (1869-1916) fue un místico ruso y autoproclamado sanador que tuvo una notable influencia en la corte del último zar de Rusia, Nicolás II y su esposa, Alexandra. Nacido en Siberia en una familia campesina, Rasputín se unió a una secta religiosa y desarrolló una reputación de santidad y poderes místicos.
En 1905, Rasputín fue presentado a la familia imperial rusa. Supuestamente, curó al hijo del zar, el príncipe Alexis, quien padecía hemofilia, lo que le granjeó la confianza de la zarina Alexandra. Esta influencia lo llevó a desempeñar un papel clave en los círculos del poder en Rusia.
Con el tiempo, Rasputín empezó a aconsejar a la familia real en asuntos políticos y militares, en particular, durante la Primera Guerra Mundial. Sus decisiones impopulares y su controvertido estilo de vida, marcado por escándalos sexuales y comportamiento errático, hicieron que muchos miembros de la élite política y social rusa lo consideraran un peligro.
Rasputín fue asesinado en diciembre de 1916 por un grupo de aristócratas rusos liderado por el príncipe Félix Yusúpov. Fue envenenado, baleado y golpeado antes de ser arrojado al río Neva, donde finalmente se ahogó. La muerte de Rasputín es vista a menudo como el principio del fin de los Románov, ya que solo unos meses después, en 1917, estalló la Revolución Rusa, lo que llevó a la caída del régimen zarista y a la eventual ejecución de la familia real.