Gabriel Mihaila
Mircea Gabriel Mihaila, originario de Rumania es un curandero que tiene un don especial que es sanar con la energía de sus manos. Desde hace dos meses (Marxo 2025) se ha instalado frente a la Iglesia de La Compañía, en Puebla (México), donde decenas de personas acuden a buscar alivio para todo tipo de males, desde dolores articulares hasta enfermedades graves.
Su habilidad, dice, la descubrió por accidente tras ayudar en un percance laboral. Desde entonces ha recorrido parques y plazas del país, como la de Mérida, hasta llegar a la capital poblana por invitación.
Todo comenzó hace 11 años (2014), cuando Gabriel despertó una mañana con una certeza: debía cambiarlo todo.
El descubrimiento fue casual. Trabajaba en un carrito de hot-dogs en fiestas infantiles. En una de ellas, un invitado sufrió un corte grave. Gabriel, sin pensarlo demasiado, colocó su mano sobre la herida para detener el sangrado.
La persona, que gritaba del dolor, empezó a calmarse. Cuando llegó la ambulancia, los paramédicos se sorprendieron de que el herido estuviera consciente y sin dolor, pese a la cantidad de sangre perdida. “En ese momento supe que tenía algo especial. Que debía practicar más y aprender”, recuerda.
Desde entonces se ha capacitado por su propia cuenta en diferentes institutos, ha aprendido a canalizar su energía, y ha salido a las calles a sanar.
No es médico, ni curandero tradicional. Él se describe como un canal.. Su única herramienta son sus manos y la energía que, asegura, fluye a través de ellas. Dice que puede aliviar cualquier dolor. “No hay límites. La gente viene, se sienta, y siente los cambios. Yo no tengo que engañar a nadie”