Los 7 Principios Herméticos

Las 7 leyes universales se encuentran recopiladas en el Kybalión, un importante documento esotérico firmado por “Los 3 iniciados” en 1908 pero con un estilo similar a la obra del gran ocultista estadounidense William Walker Atkinson, pionero de la corriente del Nuevo Pensamiento, lo que ha dado lugar a un debate sobre su autoría.

Estas 7 leyes que moldean la realidad tal y como la experimentamos.

El conocimiento de estas permitirían tener una vida más alineada con la verdad

Todo en el universo es mental. Esta ley defiende que todo aquello con una presencia física ha sido pensado antes. Por ende el pensamiento es el origen de toda creación.

El precepto indica que la mente es la fuerza creadora. Con esta ley aceptamos los fenómenos mentales que no podemos explicar en simples palabras, desde la creación y el pensamiento, hasta las facultades psíquicas extraordinarias. Por ser la ley de creación y gestación, con ella reconocemos que “cada semilla tiene su tiempo de formación”, se reconoce el femenino y el masculino, y la potencia creadora de todos los seres del mundo.

Como es adentro es afuera, como es arriba es abajo. En relación con la ley anterior, la realidad que experimentas es un reflejo de la percepción que tienes sobre esta. Para que algo en tu entorno cambie, primero tienes que cambiar la forma de verlo.

Esta ley nos recuerda que “todo tiene que ver con todo”. Nos dice que no existe el “bueno” y el “malo”, sino que existe el significado. Y ese significado debe ser puesto por nosotros, en nuestra propia filosofía. Nos recuerda que nuestro “malo” puede ser “mejor” a los ojos de otra persona, y que nada es “malo” hasta que no lo relacionamos con algo más. Nuestro sueldo puede ser “malo” a nuestros ojos, pero seguramente quien no percibe salario nos verá en mejores condiciones que él.

Todo está en constante movimiento. Todo está destinado a cambiar, nada es exactamente igual de un estado al otro. Lo único que podemos hacer es aceptarlo.

El principio indica que, en el Universo, todo vibra. Los pensamientos, la energía, los estados de ánimo: nada está estático. Y todo vibra a su propio ritmo. Piensa en el mundo como en la música, en las cuerdas de una guitarra: pueden sonar en el mismo tono, pero su vibración será única. Todo cambia, se desarrolla, evoluciona y se mueve constantemente; eso es lo que nos recuerda esta ley.

Toda causa tiene su efecto y viceversa. Por una parte tenemos evidencia física de esta, pero también repercute en lo espiritual. Cuando se emplea cierta energía en algo, esta es devuelta de una forma u otra pero en la misma cantidad. Raramente será de forma inmediata y de la misma fuente, pero acabará ocurriendo.

La Ley de Causa y Efecto nos recuerda que todo lo que acontece en nuestra vida tiene su causa, y que cada causa tiene su consecuencia. Nada ocurre por casualidad, sino por causalidad, por lo que nos anima a contemplar la consecuencia de nuestras acciones antes de actuar, y también nos impulsa a contemplar las causas de nuestras vivencias.

Todo tiene su par de opuestos. Así como hay día hay noche. Así como hay positivo y negativo. Hay varias maneras de interpretar esta ley: una de ellas es que, para entender algo, se debe conocer mejor cómo se relaciona con su opuesto. Otra es, simplemente, que esta ley es una invitación a aceptar que en esta realidad se experimentarán vivencias de todo tipo.

Todo bien tiene un mal, todo blanco tiene su negro, y todo Yin tiene su Yan. En un mundo actual, podemos definir a esta ley como aquél viejo refrán de “nada es verdad, nada es mentira: todo depende del cristal con que se mira”.

Todo ocurre a su debido tiempo. De nada sirve querer apresurarnos hacia los resultados, hacia los efectos de las causas, ya que hay que respetar los tiempos que el universo tiene designados para ellos.

Este principio nos recuerda que, en el universo, existen ritmos, ciclos, cambios. A la noche le sigue el día, inevitablemente. Nos recuerda sobre la paciencia y la templanza, y sobre la fe en que las cosas y las situaciones, por malas que nos parezcan, pueden retornar a un mejor estado, si dejamos fluir las energías.

La evolución se da a través de la creación. En esencia, esta ley dice que todas las creaciones son algo de lo que se puede aprender. Gracias a ellas podemos seguir adelante.

Conocida como la Ley de Transmutación Perpetua. Nos recuerda que todo lo que existe tuvo su gestación, su espera, posee su ritmo y vibración, es la consecuencia de una causa, y es también la causa de una consecuencia. Es la convergencia de las demás leyes, que nos recuerda la contemplación y la conexión con el entorno ante cada evento o situación. Destaca la importancia del aprendizaje de todo ello, para una vida más armónica en los días por venir.

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F B J E V
 
  • Última modificación: 2024/07/09 11:49